La República Mexicana nos brinda muchos beneficios en cuestión de flora, fauna, condiciones climáticas y ambientes para generar distintas actividades. Si bien en la actualidad enfrentamos el cuidado de los recursos naturales, es importante resaltar la actividad del manejo de las abejas, conocido como la apicultura.
La apicultura, más allá de su conocido rol en la producción de miel y otros productos derivados como el propóleo y la cera, juega un papel crucial en la sustentabilidad ambiental y el fortalecimiento del sector agropecuario. Las abejas, a través del proceso de polinización, son esenciales para la reproducción de muchas plantas y cultivos, lo que se traduce directamente en la biodiversidad y la producción de alimentos. Este servicio ecosistémico es vital, pues cerca del 75% de los cultivos alimenticios del mundo dependen en alguna medida de la polinización por animales, principalmente abejas.
En nuestra experiencia tomamos el caso del Estado de Veracruz, concretamente en la región de Zongolica, como puede ser en cualquier localidad todo un reto, ya que es un ejercicio en el que para emprendimiento, se necesita mucho apoyo tanto de pobladores, órganos públicos o privados, vínculos para obtener y generar capital, distinguir las distintas variedades de abejas, los conocimientos para el manejo y cuidado de los enjambres, alianzas con protección civil con los demás productores de la región.
Dentro de las actividades que se desprenden de la apicultura está el proceso para la extracción de miel y todo lo que sucede en una colmena, para ello, es primordial en cuidar muchísimo a las abejas, porque son muy susceptibles y más que nada por todos los agroquímicos presentes en el campo. Una vez que llega la primavera, las abejas pecorean néctar, polen y van llenando las celdas de miel, que son las que se colocan encima de una cámara de cría que se llama “alza”. En la experiencia la Sierra de Zongolica, dependiendo de la zona en la que uno se encuentre, se llenan aproximadamente en los meses de marzo y abril, presentes en las principales floraciones que tiene la región que son de naranja, café y maíz, una vez llenas esas alzas, los apicultores las extraen y las llevan a las zonas de extracción, se desprenden los bastidores, es decir, se le quita la capa con la que sellan las abejas la cera que cubren, eso es un es un sinónimo de que esta ya está madura y en buenas condiciones para el extractor y en unos 10 -15 minutos se realiza la sustracción de toda la miel. Para ejercicios de emprendimiento y de no contar con una inversión, pueden solicitar apoyo a instituciones públicas por parte de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural con el equipo adecuado para hacer la extracción, sin embargo, cuando no se puede dar esta vinculación con las instancias de apoyo, los productores realizan este proceso de manera artesanal, exprimiendo la cera y colocándola con una manta a cielo abierto.
En términos de conservación ambiental, las prácticas apícolas sostenibles pueden ayudar a proteger y restaurar los ecosistemas. Las abejas actúan como indicadores de la salud ambiental; por ejemplo, su declive puede ser una señal temprana de problemas ecológicos derivados de prácticas agrícolas no sostenibles como el uso excesivo de pesticidas o la degradación del hábitat. Por lo tanto, mantener poblaciones saludables de abejas no solo beneficia la producción agrícola sino que también contribuye a mantener el equilibrio de los ecosistemas locales.
Para invertir en esta bonita actividad, se tiene que analizar las condiciones del sitio en donde se pondrá en práctica, como en el caso que compartimos en el Estado de Veracruz, ya que una problemática en la Sierra, es el desconocimiento de los productores sobre el cuidado y del trato de las abejas y en la zona están presentes muchos enjambres silvestres, ahí radica las acciones de manejo: con la extracción de estas abejitas, colocarlas en sitios determinados, por lo cual es necesario contemplar la adquisición de las de las cajas de madera que están en alrededor de los $600- 700 pesos (aproximado local), los marcos, el alambre que está alrededor de los 100 pesos, las láminas galvanizadas para ponerlas encima y evitar que se mojen las cajas, entonces para 10 colmenas se puede considerar una inversión que oscila los $12,000 pesos mexicanos. En un caso específico para la zona, esta cantidad se logró conseguir mediante un préstamo por parte de un programa local y se cubrió con la primera cosecha que se obtuvo de las colmenas, una muestra de toda esta parte comunitaria y de cooperatividad.
Desde una perspectiva agrícola, la apicultura es un complemento valioso para otras actividades del sector agropecuario. La presencia de colmenas aumenta significativamente los rendimientos de los cultivos, lo que resulta en una mejor eficiencia y rentabilidad para los agricultores. Cultivos como almendras, manzanas, otros frutos y semillas, ven incrementada su producción gracias a la polinización efectiva por las abejas. Además, este incremento en la producción suele estar acompañado de una mejora en la calidad del fruto, lo que a su vez puede llevar a obtener mejores precios en el mercado.
El Estado de Veracruz es el cuarto lugar a nivel nacional de producción de miel, los grandes productores son Yucatán y Quintana Roo después está Jalisco, así Veracruz compite con mieles de naranja, café y multiflora. Así mismo la región de Zongolica cuenta con programas de rescate de colmenas, los cuales atienden los reportes generados por las comunidad, principalmente de las empresas azucareras, donde suelen tener incidencias con las abejas al meterse en los trailers y tratar de establecer una colonia, por lo que se atienden estos llamado con la captura de la abeja reina y la reubicación de la colmena para que ninguna de las partes sufra de algún daño. Estas acciones también son apoyadas por las llamadas Escuelas del Campo, las cuales ayudan a los productores agrícolas a recuperar sus saberes y transformar la producción local, pasando de un uso excesivo de agroquímicos a uno sistema donde prevalezca la agroecología y el cuidado de las abejas y demás polinizadores, así como del suelo y los cultivos que producen.
Así, la apicultura fomenta la diversificación económica en las zonas rurales, proporcionando una fuente de ingresos alternativa o complementaria para las familias en el sector agropecuario. Los productos de la colmena, además de ser valiosos comercialmente, son también recursos renovables y sostenibles si se manejan adecuadamente. En resumen, no solo es beneficiosa para las abejas y la producción de alimentos, sino que es una pieza clave en la construcción de un futuro más sostenible y resiliente para nuestro planeta.