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Pemex registra 176 derrames y fugas de alto impacto ambiental de 2018 a 2021

Foto: Pemex

Este artículo fue originalmente publicado por Periodismo Causa Natura

Por Patricia Ramírez/ Periodismo Causa Natura

De 2018 a 2021, Petróleos Mexicanos (Pemex) registró 176 derrames y fugas en escala moderada y grave. Sustancias como crudo, aceite y gasolina se han vertido a suelos, ríos y mares, principalmente por fallas industriales y actos vandálicos, donde Tabasco y Veracruz se llevan el 63% de los desastres, de acuerdo con información otorgada vía transparencia a Periodismo Causa Natura.

En los municipios de Comalcalco y Paraíso, Tabasco, a menos de media hora de la costa del Golfo de México y de la zona de construcción de la refinería Dos Bocas, las fugas y los derrames de Pemex son tan comunes como la actividad petrolera en la región.

Los primeros se dan como vertimientos de sustancias contaminantes líquidas o sólidas a suelo y agua. Mientras que los segundos provienen de fluidos o gases que por alteraciones se fugan de una tubería o envase que regularmente escapan a la atmósfera.

“Si no es por huachicol, es por la falta de mantenimiento de las instalaciones de Pemex”, señaló José, originario de Comalcalco y maniobrista en las plataformas para la perforación de pozos petroleros.

Su último trabajo fue en Cantarell II, una de las cuatro plataformas de Grupo R en Tabasco, la firma fundada en 1960 y que en esta administración federal figura como una de las principales contratistas de Pemex Exploración y Producción (PEP).

Para esta publicación, José pidió no revelar su nombre debido a disputas laborales contra la empresa por falta de pagos y liquidación tras los seis años que trabajó en la exploración de alrededor de 12 pozos, alegó.

“Además del poco mantenimiento, a veces las compañías tienen que trabajar bajo el tiempo que da Pemex, si te dice que tienes que terminar para mañana, es para mañana, así que si había fugas no te detenías… Muchas veces me tocó ver cómo tiraban cemento petrolero al mar, mayormente de noche y madrugada”, relató en entrevista.

Periodismo Causa Natura buscó la versión de Grupo R sobre los señalamientos por derrames y fugas, así como de exploración de pozos, sin embargo, hasta el cierre de la edición de esta publicación no se obtuvo respuesta.

En el recuento, José mencionó que los derrames y las fugas no sólo son en mares o ríos por las actividades de las plataformas petroleras, también ocurren en tierra firme cuando hay fallas en la infraestructura, como la ruptura de tuberías.

“La gente ya no cosecha por la contaminación que hay, incluso hasta la pastura del ganado está muerta, ya no hay negocio, ya todo el mundo está (laborando) en las obras de la refinería Dos Bocas”, agregó.

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En junio de 2020, la comunidad Patastal Tercera Sección, Comalcalco, denunció derrames de petróleo en más de 10 hectáreas de distintos terrenos. Y en los últimos tres años, medios locales han documentado afectaciones en las zonas pesqueras de los municipios Paraíso y Cárdenas.

A nivel nacional, de los 176 reportes hechos en el Centro de Coordinación y Apoyo a Emergencias (CCAE) de Pemex del 2018 a 2021, 156 fueron derrames y 20 correpondieron a fugas.
En el caso de los primeros, 148 se vertieron en suelo y 8 en agua, principalmente derivados de hidrocarburo. Mientras que del total de fugas, 19 fueron por gas a la atmósfera y una al agua.

El volumen de derrames en el mismo periodo es de 734.85 barriles. Si consideramos que cada barril puede almacenar un promedio de 159 litros, esto equivaldría a más de 116 mil litros vertidos durante este tiempo. En cuanto a fugas, la estimación es de 0.60 millones de pies cúbicos.

En la mayoría de los incidentes, la subsidiria a cargo era Pemex Exploración y Producción con 112; seguida de Pemex Logística (PLOG) con 27; y Pemex Transformación Industrial (TRI) con 37.

Además, las cifras van en aumento. En 2018 se registraron 34 derrames y fugas; en 2019 ascendió 50; en 2020 disminuyó a 35; hasta el 2021, que superó los años anteriores con 57.

“También hay derrames que ocurren a microescala, que se notan muy poco… son como los motores de las lanchas, los aceites que van tirando los barcos, son pequeñas fugas y de eso entendemos muy poco, de eso no hay noticias”, indicó Daniel Pech, responsable del Laboratorio de Biodiversidad Marina y Cambio Climático del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) en la unidad Campeche.

En la respuesta de Pemex otorgada vía transparencia, únicamente se incluyeron eventos catalogados por el CCAE en escala moderada o grave, según su impacto al medio ambiente. Sin embargo, losInformes de Sustentabilidad realizados cada año contemplan los eventos de menor afectación.

Si consideramos dichos Informes de 2018 a 2020, último año del que se tiene registro, la cifra total de derrames y fugas asciende de 176 a 2 mil 935.
A décadas de la restauración

Una de las imágenes más comunes cuando ocurre un derrame a gran escala es la de un incendio abrasador en el mar y especies como las tortuga o los pelícanos bañados de petróleo.

Pero para el investigador Daniel Pech, lo que sucede después de que el contaminante toca el agua es más definitivo que las primeras impresiones.

“Es complejo porque dependerá de la capacidad de los organismos a huir ante un cambio en la química del agua. La mayoría de los que son más dañados no son los delfines ni las tortugas, son los que nadan poco o que no se pueden mover, que están en el fondo, en los sedimentos, a media agua”, señaló Pech.

Como el fitoplancton, una comunidad de microorganismos acuáticos que realiza una de las actividades fundamentales para la vida: la fotosíntesis, ya que capturan dióxido de carbono y liberan oxígeno.

Sin embargo, los efectos a largo plazo aún no se comprenden en su totalidad, sostuvo. Dependerá de la magnitud, la extensión, así como la rápida contención. Los tiempos estimados para reparar un sólo derrame rondan entre un par de años hasta décadas, incluso más.
“Esto si únicamente el petróleo fuera la fuente de amenaza, pero hay gran cantidad que hacen que el periodo de recuperación sea muchísimo mayor, el doble, el triple o más. Sabemos que hay otros problemas como la presencia de microplásticos y plásticos, las zonas marinas afectadas por redes de arrastre para la pesca, el constante tráfico marítimo, el mercurio en el agua por actividad de la industria farmacéutica…”, explicó el investigador.

Una fuga de hidrocarburos del pozo Tajon 105 de Pemex, presuntamente por un robo de válvulas, en la ranchería Las Flores Tercera Sección (2014). Foto: Marco Polo Guzmán Hernández/Cuartoscuro

Los derrames de Pemex en escala moderada y grave se concentraron en 17 entidades, donde Tabasco va a la cabeza con 67 casos; seguido de Veracruz con 44; Tamaulipas, 12; Chiapas y Guanajuato, 8; y Campeche, 7.

El listado coincide con las entidades de mayor actividad petrolera en el país, principalmente las que se encuentran en el Golfo de México como Tabasco, Veracruz y Campeche.

El impulso a Pemex por parte de la administración federal, con la reforma eléctrica y la construcción de la Refinería Dos Bocas, genera otros efectos en el medio ambiente que van más allá de los derrames.

“Las playas se han visto afectadas a causa de todo lo que se está moviendo en el puerto de Dos Bocas, incluso las playas ‘públicas’ ya no reciben turistas debido a que las compañías invadieron toda la zona. Las embarcaciones dañan los mantos acuíferos, donde hay grandes extensiones de manglares”, describió Moisés Ocampo, de 33 años.

Moisés, originario de Paraíso, Tabasco, creció en la colonia Lázaro Cárdenas, mejor conocida como “La Petrolera”, misma que hoy no sólo enfrenta problemas por derrames y fugas, también por la deforestación y la constante polvadera proveniente de las obras aledañas.

“Cerca de aquí, a escasos metros del puerto, está una comunidad llamada Nuevo Torno Largo y otra conocida como Puerto Ceiba, dos de las principales afectadas por los olores del petróleo y de todos los químicos que se procesan en el puerto de Dos Bocas”, agregó Ocampo.

Organizaciones ambientalistas como Greenpeace han informado sobre los peligros a la salud humana ante la exposición a la actividad petrolera.

Entre los compuestos más dañinos del crudo destacan hidrocarburos aromáticos simples y los policíclicos, cuyos estudios los catalogan como cancerígenos.

Además están los metales pesados generados en los procesos de extracción como arsénico, cadmio, zinc, mercurio y plomo. Entre sus múltiples consecuencias están las enfermedades de vías respiratorias y la piel, envenenamiento, daños a sistema nervioso central y periférico, ingestión y fatiga.

Dichos compuestos también pueden persistir en los peces que sobrevivan a los derrames o evaporarse a la atmósfera. Incluso, algunos permearán en la cadena alimenticia hasta llegar a otros seres vivos.

Mapa sobre la producción de petróleo y gas, elaborado por la Comisión Nacional de Hidrocarburos, con las zonas de mayor acción en el sector.

Los sin registro del derrame

En la información otorgada por Pemex se enlistan como principales causas de derrames y fugas los problemas industriales y los actos vandálicos, sin embargo, hacen la aclaración de que no se consideran las tomas clandestinas.

Desde 2018, el gobierno federal ha emprendido la política contra el combate al huachicol para evitar la venta y extracción ilegal de hidrocarburos. Pero tanto habitantes de Tabasco como especialistas del sector energético ambiental señalan que el problema persiste.

“Aquí todo lo que es la zona de Comalcalco, Paraíso y Cárdenas hay muchos pozos petroleros y se da el huachicol. Roban mucho petróleo, mucha gasolina, mucho combustible. Hacen tomas clandestinas y allí está, regándose todo en el suelo y en los plantíos”, describió José.

Silvia Contreras Ramos, doctora en Biotecnología y Bioingeniería Ambiental del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, A.C. (CIATEJ), indicó que la relación de las zonas más dañadas responde a la actividad petrolera y cómo ésta se extiende por el país.

“Toda nuestra actividad petrolera está situada alrededor del Golfo de México y ya se extiende hacia el norte y occidente del país. Pero no con procesos de extracción como es en Veracruz, Tabasco y un poco Campeche, donde se encuentran derrames en varias zonas ya que en los años recientes huachicoleros rompen los ductos para extraer gasolina y combustibles”, agregó la doctora Contreras.

En 2021, el medio Milenio documentó que durante 2021 se hallaron al menos 7 mil 994 tomas clandestinas en ductos de Pemex, de acuerdo con información proporciada por una solicitud de transparencia. Hidalgo, Puebla y Estado de México encabezaron la incidencia.

Túnel de huachicol resguardado por elementos de la secretaría de la Defensa Nacional y de la Marina, en el Estado de México (2020). Foto: Sedena/Cuartoscuro

Respecto a las reparaciones, Pemex reportó en la respuesta a Periodismo Causa Natura que “Petróleos Mexicanos y sus Empresas Productivas Subsidiarias realizan las acciones de atención de la emergencia ambiental (contención, recuperación y limpieza) y, en su caso, la caracterización y remediación del sitio”.

“Cómo restaurar un ecosistema después de un derrame es una pregunta de los miles de millones de dólares, porque lo único que se hace es dejar que se recupere. No hay ninguna tecnología, aparte de recoger lo derramado, que te vuelva a restaurar todo”, dijo el investigador Pech para los casos en cuerpos de agua.

Por su parte, la doctora Contreras apuesta a la biotecnología para la remediación en suelos, una línea de la tecnología ambiental que mediante el uso de bacterias, hongos, lombrices y algas grandes se degradan concentraciones de hidrocarburos.

“De forma natural, esto le puede tomar desde meses hasta años. Y si el derrame es frecuente no se va a poder alcanzar la recuperación. Ahí es donde intervienen las tecnologías de remediación, donde lo que se busca es tratar de ayudar a acelerar ese proceso de degradación del contaminante”, explicó Contreras.

Sin embargo, aclaró, pese a que la biotecnología puede complementar en los procesos físicoquímicos que ya se realizan, las reparaciones y las soluciones efectivas aún están pendientes.

Para esta publicación se contactó a Pemex con el propósito de obtener una entrevista sobre los derrames y fugas otorgados vía transparencia, hasta el cierre de la edición no se obtuvo respuesta de parte de la Empresa Productiva del Estado.

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