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¿ Qué es la digitalización urbana?

-La digitalización de servicios públicos ayuda a combatir el cambio climático y a ahorrar recursos públicos hasta en un 30%.

-La Ciudad de México ha mitigado 59,420 toneladas de CO2e con la modernización del transporte público.

Edith González C.*

Saber en cuánto tiempo aproximadamente llega el metro o metrobús ayuda a calcular nuestras actividades diarias; pagar con la misma tarjeta el metro, trolebús, camión, cablebús o ecobici nos hace cargar menos efectivo en la cartera, por tanto, ir más seguros en las calles; lo mismo que pagar con tarjetas bancarias y billeteras digitales; portar documentos digitales como la tarjeta de circulación o licencia de manejo en nuestros celulares disminuye el riesgo de pérdida; poder transbordar de una ruta a otra sin pago extra es una ventaja económica considerable.

Todas estas posibilidades son una realidad con la digitalización del transporte público, es decir, con el uso de tecnología avanzada y el uso correcto de los datos para lograr la integración, simplificación, seguridad, eficacia y sostenibilidad en toda la gestión del sistema operativo del transporte.

Tan importantes son los datos en esta nueva era digital que expertos como el prestigiado analista Jeremy Rifkin, han llegado a señalar que los datos son ahora lo que el carbón fue en el siglo XIX para la Revolución Industrial.

Para Rifkin, esta nueva era digital se suma a las grandes revoluciones que han cambiado la forma de concebir la vida a nivel global como fue la Industrial, con la máquina de vapor y el uso del carbón. Una segunda revolución fue la llegada de la electricidad, la producción en masa y el motor de combustión. Posteriormente, la tercera revolución sería la tecnológica, con el desarrollo de las redes y las tecnologías de la información, y finalmente la que está comenzando con la era digital, también llamada la Revolución Industrial 4.0 o Cuarta Revolución Industrial caracterizada por los big data, el internet de las cosas (IoT) o la inteligencia artificial (IA).

Estos cambios digitales se viven en todas las esferas de la vida, tanto a nivel individual como social, económico, laboral, ambiental y en los servicios públicos, y la meta es simplificar y mejorar la vida de la población. Algunos ejemplos de cómo ha cambiado el transporte de la ciudad de México mediante su digitalización, en los últimos 15 años son los siguientes:    

Para impulsar la transformación digital en la Ciudad de México, la actual administración creó la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), la cual tiene la misión de “unificar estrategias y acciones de gobierno en el ámbito de la tecnología, datos públicos y la conectividad para controlar el ejercicio de gobierno y fortalecer a la ciudadanía, ello a través de la conducción, diseño  e implementación de políticas de gestión de datos, gobierno abierto, gobierno digital, infraestructura tecnológica y gobernanza tecnológica”.

En el caso de la movilidad, desde el 2019 la ADIP a petición de la Secretaría de Movilidad (SEMOVI) ha desarrollado varios proyectos y plataformas digitales como la licencia de conducir digital, el refrendo de Tarjeta de Circulación en línea, las fotos cívicas, permisos, las aplicaciones Mi taxi o Mi ruta, así como censos de movilidad, así lo señaló Eduardo Clark, Director General de Gobierno Digital de la ADIP en una solicitud de información pública. Además, señala, el Portal de Datos Abiertos de la Ciudad de México, que administra la ADIP, cuenta con 29 conjuntos de datos en formato abierto de la SEMOVI, como rutas del transporte público y concesionado, infracciones, afluencia, entre otros.      

De manera similar, la SEMOVI trabaja conjuntamente con el Sistema de Transportes Eléctricos (STE), el Metrobús, la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) y el Sistema de Transporte Colectivo Metro, para digitalizarse. Como ejemplo el recién inaugurado sistema de pago con billeteras digitales, tarjetas bancarias, CoDi y dispositivos inteligentes en algunas estaciones del metro y metrobús, tecnología disponible desde el pasado mes de noviembre.

Digitalizar y descarbonizar, el reto en la Ciudad de México

De acuerdo con datos del Banco Mundial el transporte a nivel mundial representa el 23% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), el 64% del consumo mundial del petróleo y el 27% del consumo total de energía. Cifra superada por mucho en la Ciudad de México, donde según el Inventario de Emisiones 2018, el transporte genera hasta el 58% de CO2, y es de las fuentes móviles que más contribuyen a la generación de emisiones de partículas contaminantes, con el 82% de emisiones de compuestos orgánicos volátiles (COV) y el 90% de monóxido de carbono (CO), partículas dañinas para la salud humana. 

Para disminuir las emisiones contaminantes en materia de movilidad, el gobierno actual tiene la meta de ampliar la cobertura del sistema integrado del transporte público a fin de reducir los viajes individuales. Parte de esta estrategia es impulsar la electromovilidad, como el cablebús, la renovación de la flota cero emisiones de trolebuses y los bicitaxis eléctricos.

 El informe Avances del Programa Ambiental y de Cambio Climático para la Ciudad de México 2019-2024 indica que, desde agosto del 2019 a julio del 2021, solo en el eje de movilidad integrada y sustentable, la ciudad ha mitigado 59,420 toneladas de CO2 e anualmente. De seguir así, el gobierno capitalino podría alcanzar la meta de reducir las emisiones contaminantes de las fuentes móviles en un 30% para el 2024, como se estableció en el Plan de Reducción de Emisiones del Sector Movilidad en la Ciudad de México.

Hasta la fecha, aunque un poco lento, el plan va encaminado. Para ese año se espera que se sumen 100 km más de corredores exclusivos para el transporte público, cuatro líneas de cablebús, seis líneas de metrobús, la expansión de la línea 12 del metro hasta Observatorio, la meta de 500 unidades de última generación de trolebuses, 10 mil bicicletas en Ecobici y 16 biciestacionamientos masivos o semimasivos. 

De acuerdo con un estudio de la organización El Poder  del Consumidor: “una persona que deja su automóvil y viaja en metrobús reduce 95% de CO2.” En estos términos, los usuarios del cablebús Gabriel Yañez  y Juan Carlos Rodríguez (ver video) serían un orgullo para el gobierno de la ciudad y promotores de la movilidad sostenible. Gabriel ha cambiado su vehículo particular por el transporte público; mientras que Juan Carlos reconoce que viaja más tranquilo y sin ruido, eso hace el viaje más agradable y uno se relaja”.

Además, al imprimir menos boletos de papel, se cuidan los bosques, ya que menos papel significa menos madera y menos contaminación en todo el proceso de transformación. Datos del documento Huella de Carbono de las Industrias de la Celulosa y del Papel en México indican que la huella de carbono de este sector equivale a la emisión de 14 MtCO2e/año y aunque los procesos de recuperación, acopio y reciclaje han avanzado mucho en el país, al grado de ocupar el cuarto lugar a nivel mundial como país reciclador de papel. En términos ambientales, es mucho mejor sustituir los boletos físicos de los servicios públicos por opciones digitales.  

Si contaminar menos no es suficiente, ahorrar sí que es un incentivo

Otros beneficios que señalan Amelia, Gabriel y Juan Carlos (ver video) es que gastan menos dinero. En promedio, nuestros entrevistados gastan entre un 40 y 46% menos cada semana. Antes con el uso de más de tres transportes diferentes, entre concesionados y públicos (taxi, micro, camión y metro), gastaban mucho; además de perder más tiempo y correr más riesgos. O de plano ya no gastan en transporte, como el caso del señor Gabriel, quien ingresa gratuitamente debido a que es adulto mayor y porta su credencial del INAPAM (Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores).

A nivel gobierno, los ahorros también son una gran ventaja para acelerar la transformación digital en los servicios públicos. En promedio, los diferentes sistemas de transporte en la ciudad (metro, trolebús y RTP) han reducido aproximadamente un 30% su gasto anual destinado a la impresión de boletos físicos. 

El metro, el sistema de transporte más usado en la ciudad, en tan solo tres años -del 2019 a octubre del 2021- ha reducido en 38% el gasto destinado a la impresión de boletos, al pasar  en 2019 de $25,188,113 de pesos a $9,559,628 de pesos a octubre del presente año. Un ahorro de $15,628,485 de pesos, cantidad similar al presupuesto destinado este año a los programas sociales de la ciudad que fue de 14 millones, ello de acuerdo a lo anunciado por la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum al presentar su Tercer Informe de Gobierno, el pasado 8 de diciembre.

En los casos del Sistema de Transportes Eléctricos (STE), que incluye el trolebús, cablebús y tren ligero, y la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), desde el año pasado cuando empezaron a aceptar el pago con la Tarjeta de Movilidad Integrada, la reducción de su gasto en boletos de papel ha sido del 37 y 21% respectivamente, casi un millón de pesos de ahorro en ambos casos ($698,784 pesos en el caso del STE y $962,568 pesos para el RTP).

La Revolución Digital

Aunque no lo veamos, la digitalización del transporte público en la Ciudad de México poco a poco se ha hecho presente en nuestras vidas, a veces tan lentamente que muchos hemos dejamos de percibir estos avances, pero al hacer el recuento de los cambios, sí que la ciudad se ha transformado en favor de todos los habitantes y usuarios.

La movilidad presenta avances importantes; no obstante, aún falta mucho camino para llegar a ser una ciudad sostenible y resiliente en materia de movilidad urbana. No se trata sólo de colocar infraestructura digital para ver por dónde viene el autobús, pagar con nuestros celulares, contar con sensores estadísticos o que los parabrisas sirvan como pizarras de realidad aumentada para ver las rutas o contingencias viales. Las ciudades deben depender menos de los combustibles fósiles y contar con sistemas de eficiencia energética.

El verdadero reto de la digitalización con meta a la resiliencia y la descarbonización apunta hacia una correcta gestión de los datos, porque así como el carbón fue clave en el siglo XIX con la revolución Industrial, los datos son la joya de la corona en esta revolución digital. 

*Este artículo se publicó originalmente en el portal Ecosmedia.

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El proyecto que dio origen a este trabajo fue el ganador de las Becas de Investigación Periodística sobre Resiliencia Urbana-Iniciativa Regional de Ciudades Resilientes. BID Lab, Resilient Cities Network y Fundación Avina no son responsables por los conceptos, opiniones y otros aspectos de su contenido.

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