Edith González Cruz
Al grito de “expropiación para la población” más de un centenar de vecinos se congregaron este domingo 2 de marzo, afuera del Parque Ecológico Xochitla, cerca de Tepotzotlán, Estado de México, para solicitar a la gobernadora Delfina Gómez que no permita la destrucción de este pulmón verde que pretende ser convertido en un centro logístico y de distribución (Cedis), uno más que se suma a los 390 Cedis que ya operan en la zona y que han proliferado con mayor rapidez a partir de la pandemia de covid-19 y el boom de los envíos de paquetería a domicilio.
“Hace alrededor de 20 años empezaron a surgir los primeros Cedis, pero hace cinco años, la gota derramó el vaso. En el pueblo de Santa Bárbara, municipio de Cuautitlán Izcalli, tenemos el Cedis más grande de América Latina y el segundo más grande del mundo después del de Texas; en Teoloyucan está el más grande de autopartes chinas; en Cuautitlán, el más grande de MercadoLibre y en Tepotzotlán, el más grande de América Latina de Amazon, la bodega mide casi lo mismo que todo el pueblo de Tepoztlán”, comenta en entrevista Itzel Ramos Delgado, presidenta del recién formado Movimiento Xochitla Vive.
Pese a la escasez de vialidades y carreteras adecuadas para una zona industrial que convive con zonas habitacionales, escuelas y demás servicios públicos (no hablemos de servicio de agua potable, alcantarillado, hospitales, movilidad, seguridad, entre otros que escasean), en los últimos años el tramo de la carretera México-Querétaro que cruza el Estado de México, se ha convertido en una inmensa fila de tráileres que salen con destino a todo el país.
Para los integrantes del Movimiento Xochitla Vive -que en dos meses ya suman más de 1,500 personas-, se trata de un problema de desplazamiento, parecido a la gentrificación. Las antiguas tierras ejidales, agrícolas y lecheras se han convertido en enormes planchas de asfalto que ya les impiden vivir ahí, para colmo, el único espacio verde que tenían en las cercanías, para distraerse, relajarse y descansar, el Parque Xochitla, podría estar a punto de convertirse en una bodega más.
“Sabemos que son 86 personas morales las que han afectado a los 4.2 millones de habitantes que vivimos en alguno de los 14 municipios que colindan con el parque, quienes no solo han colapsado las vialidades, también tenemos problemas de movilidad, contaminación del aire, estrés hídrico. Por mucho tiempo, los habitantes de la parte del norte del Valle de México hemos sido tratados como el patio trasero del Estado de México y eso se nota con la destrucción de nuestros pueblos”, comentó Ramos Delgado.
Tepotzotlán, Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli, Teoloyucan, Tultitlán, Coyotepec, Melchor Ocampo, Tultepec, Huehuetoca, Jaltenco y Zumpango, son algunos de los municipios que convergen justo en el punto donde se ubica el parque Xochitla y que desemboca en la autopista. Para llegar ahí, se debe transitar por un tramo recto de doble sentido, de poco más de un kilómetro que puede convertirse hasta en una hora, con interminables claxonazos lo mismo de tráileres que de vehículos particulares que ante la desesperación por avanzar, gritar es lo único que queda. En efecto, la zona produce altas dosis de estrés para quien sea, que como dice Itzel “si vives diario este ambiente, el estrés te puede ocasionar diversas enfermedades”.

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El mito del progreso y desarrollo
Cuando empezaron a llegar los primeros centros logísticos y de distribución, la promesa a los habitantes de la zona fue la gran cantidad de empleos que se generarían.
“Es un falso discurso. Cuando Amazon llegó anunció mil empleos, pero son empleos que apenas rozan el salario mínimo y que además vas rotando de turno. MercadoLibre ya despidió a mucha gente y nunca ha dado cifras claras de cuántas personas despidió. A ello hay que añadir que recientemente estas dos empresas anunciaron que iban a automatizar sus bodegas para agilizar los pedidos, entonces ¿cuáles empleos?, ¿ha valido la pena destruir nuestros pueblos?”, comentó indignada Itzel Ramos.
Como ejemplo, la también habitante del pueblo de Santa Bárbara, justo al lado de Xochitla, menciona que la calle donde vive sigue siendo de terracería, luego de 30 años de existencia y pese a la cantidad de bodegas que hay en la zona, varias calles siguen sin pavimentar y las que sí lo están, están en pésimas condiciones, justamente por la intensa carga que diariamente pasa por esas reducidas calles. En octubre pasado, Mercado Libre anunció la apertura de su undécimo Cedis, ahora en Tultepec, con el cual prometió la creación de 3 mil empleos formales. Con este nuevo centro de distribución, el Estado de México ya tendría el 13 % de la concentración total nacional de Cedis, esto de acuerdo a datos de la Secretaría de Desarrollo Económico del estado.

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Un oasis en medio del caos
El único oasis que existe en la zona es este parque de 70 hectáreas, con senderos para caminar y andar en bicleta, un lago, un jardín botánico, huertos, conservación de plantas nativas, zona de picnic, restaurante, juegos infantiles, espacio para eventos, visitas guiadas, talleres educativos y actividades deportivas y recreativas para todas las edades. Los vecinos mencionan otros dos espacios recreativos: Arcos del Sitio y el Parque de las Esculturas, pero están más lejos, no tienen la oferta educativa de Xochitla, ni las condiciones de seguridad.
“Es un lugar hermoso y es una pena que empresas se quieran adueñar de algo tan bonito. Ahí adentro es como un remanso de tranquilidad, entras a otro mundo, se pierde el estrés generado por el ruido de esta zona industrial”, comentó Berenice, de la familia Rizo Arenas, procedente de Cuautitlán Izcalli.

Arantza Serafín, vecina de Tepotzotlán, no dudó en asistir al “Mega Abrazo por Xochitla”, una manifestación pacífica convocada en una fecha simbólica: el 2 de marzo, día del nacimiento del Estado de México. En esta misma fecha, pero de 1824, se constituyó el primer Congreso del Estado de México.

“Desde la secundaria, fue la primera visita que llegué a tener con mis amigas para andar en bici, descansar en el pasto, ver el lago, las plantas, las dalias, aquí aprendí la importancia de los ecosistemas, acuáticos y terrestres, las especies de aves que llegan, lo que es una composta, también habían campamentos nocturnos para ver las estrellas. Es un espacio de paz, representativo y simbólico para todos los que habitamos aquí”, comentó la joven de 29 años.
Desireé Martínez, la arquitecta paisajista que en 1996 ganó el concurso del Plan Maestro para diseñar el Parque Xochitla comentó en entrevista que desde su origen “fue un modelo muy especial porque no solamente era un parque con todas las funciones ecológicas y recreativas propias de un área verde, también se buscó que fuera autosustentable y para la educación ambiental”.
“El señor Arango [quien donó el terreno] se enamoró en Kioto de los jardines japoneses y quería recrear esta idea en México, tener jardines que pudieran ser visitados por el público para descansar el alma”, compartió la arquitecta de la firma Paisaje Radical.
El resultado fue un parque integral que impactó no solo a la sociedad que ahora lo defiende, también en la biodiversidad de la zona. Para Martínez, la pérdida de humedales en México, principalmente en el centro del país, tuvo un impacto fortísimo para las aves migratorias, entonces la creación del lago empezó a ser un reducto de aves migratorias, a la fecha un 10% de la avifauna migratoria pasa por Xochitla y buena parte anida ahí.
Para Claudia Donají Jímenez, quien trabajó alrededor de 10 años en el parque hasta el 2006, el parque fue un parteaguas porque “implementó muchas ideas que ahora son muy comunes como los humedales de tratamiento, la construcción de un lago sin concreto, la concepción de la jardinería, los jardines con plantas nativas, la colección de encinos y de plantas acuáticas mexicanas o los viveros de producción”, compartió la también arquitecta paisajista, quien trabajó de la mano con Desireé Martínez y quien también asistió la convocatoria de Xochitla Vive.

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Donación o expropiación
El Parque Ecológico Xochitla es de propiedad privada. El terreno fue donado en 1988 por el empresario y filántropo Manuel Arango Arias a la Fundación Xochitla A.C., con la finalidad de destinar el terreno a la conservación de las áreas verdes, a promover alternativas ecológicas para la vivienda y al fomento de la cultura y educación ambiental.
Todavía el año pasado, en 2024, entregaron el XI Premio Xochitla, un reconocimiento que desde el 2013 se entrega a instituciones académicas o de investigación, entidades gubernamentales u organizaciones de la sociedad civil con trabajo a favor del medioambiente, como fue la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en su primera edición, y las organizaciones Pronatura México, Centro Mario Molina, Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN), Grupo Ecológico Sierra Gorda I.A.P., Sociedad de Historia Natural Niparajá, Reforestamos México, Comunidad y Biodiversidad, Instituto de Recursos Mundiales México (WRI) y Amigos de Sian Ka’an, en su última entrega.
Durante la pandemia, por recomendaciones de las autoridades sanitarias, el parque cerró sus puertas y desde entonces no ha vuelto a abrir. Fue en diciembre pasado cuando a raíz de la colocación de rejas y mallas y el ruido nocturno de motosierras, los vecinos se percataron de la tala de varios árboles al interior del parque y del desmantelamiento de algunas instalaciones.
“El 7 de diciembre pasé por el parque y ví que las puertas ya estaban enmalladas. Llegué a mi casa con el corazón roto. Al otro día, cuando iba hacia mi trabajo, sabía que tenía que hacer algo, mandé un correo al gobierno del Estado de México y dejé comentarios en las páginas del ayuntamiento de Tepoztlán diciendo que no creía que realmente fueran a desmantelar el parque. Entonces, alguien, desconozco quien, me etiquetó con una fecha: 14 de diciembre, marcha por Xochitla. Llegamos 25 personas a la presidencia municipal y la presidenta municipal, María de los Angeles Zuppa Villegas [la emecista dejó el cargo el primero de marzo] nos dijo que no había permisos y no daría permisos de cambio de uso de suelo. Luego nos enteramos que sí hubo cambios”, relató Itzel.
Al investigar descubrieron que, en efecto, cambió el uso de suelo de área verde a ‘equipamiento urbano y deporte’, con lo cual se abre la puerta a construcciones de todo tipo. Las autoridades locales actuales han negado cualquier solicitud de cambio de uso de suelo; sin embargo, con la poca información que se tiene, los activistas estiman que dicho cambio se pudo haber realizado en el 2023, justo antes del cambio de poderes en el Estado. En cuanto a los directivos de la Fundación Xochitla y representantes del gobierno, al igual que los activistas, este medio de comunicación buscó contacto sin éxito alguno.
La Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna, del Estado de México (Cepanaf) indicó a los activistas que una vía de solución sería convencer a la Fundación Xochitla de convertir el parque en un Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC).
Funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Estado de México que asistieron al “Mega abrazo” señalaron que la posición del gobierno es apoyar a la ciudadanía, sin embargo, a la fecha, ninguna autoridad se ha contactado con los activistas.
¿Llegará la Primavera a Xochitla?
Gómez, presidentes municipales y diputados locales más de 5 mil firmas de vecinos que solicitan el rescate del parque, mientras que a la presidenta Claudia Sheinbaum entregarán otras 3,500 firmas en físico y más de 18,000 firmas electrónicas.
Los vecinos piden que el terreno sea expropiado para que sea de utilidad pública y que las
70 hectáreas del Parque Xochitla se adhieran al Santuario del Agua denominado Parque Estatal para la Protección y Fomento del Santuario del Agua Laguna de Zumpango.
“Estamos entre dos de los cuerpos más de agua más importantes del Estado de México: la Laguna Zumpango y el Lago de Guadalupe, es una zona que recibe el agua de estos dos afluentes y es de las de las zonas más fértiles del norte del Estado de México, por eso debemos protegerla”, concluyó María Elena Sánchez, vecina del pueblo de Santa Bárbara e integrante del Movimiento Xochitla Vive.