Es importante el papel que tiene el campo y sus actividades en el país, por ejemplo en las festividades del día de muertos, son tradiciones presentes en muchas formas y en muchos lugares, que prevalecen en las comunidades para celebrar a los difuntos o antepasados.
En las regiones maya, nahua, zapoteca y mixteca, por ejemplo, las celebraciones no sólo tienen relevancia en la vida ceremonial y festiva de cada localidad, sino es con base a su propia identidad, como de su vida social comunitaria.
A lo largo del país, las celebraciones en torno a los muertos ya es distinta a cada comunidad, por lo regular, se llevan a cabo los últimos días del mes de octubre (del 25 al 30) y los primeros de noviembre (del 1 al 3). Sin embargo, existen poblaciones en las que dichas festividades llegan a extenderse a lo largo de todo el mes de noviembre, como en el caso de los chontales de Tabasco, o solo a períodos muy reducidos de dos días al inicio del mes de noviembre.
Consideran como tradiciones:
- La llegada de las ánimas que murieron accidentadas, comprende también a los suicidas y a los que murieron asesinados.
- Conmemoran a los que murieron sin recibir el bautismo, a los ahogados y a los que no pudieron nacer.
- Recuerdan al ánima solitaria, aquella que ya no es recordada.
- Reciben a la comunidad infantil en un día particular.
- Reciben a los difuntos mayores.
La fiesta de muertos en la antigüedad estaba vinculada con el calendario agrícola. Es la única fiesta que se realiza una vez terminada la cosecha, y si el tiempo fue bueno era un motivo más para celebrar. Así, la festividad de Todos los Santos constituye el primer banquete en la ofrenda que se compone por diversos platillos hechos a base de maíz, haba, frijol o calabaza.
Otros productos agropecuarios comunes en estas tradiciones son algunos cirios, crespones o flores negras, ramos de flores naturales como el cempasúchil, coronas de siempreviva o cipreses, cestos con comida, amaranto, camote, chocolate, dulces artesanales, frutas como mandarina, guayaba, naranja, manzana, tejocote, el pulque.
Estas tradiciones fomentan color, aromas y deliciosos sabores que va más allá de una festividad, es catalogada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues da identidad a varios pueblos del país.
Una tradición en la que el sector agropecuario nos ayuda a recordar a todos nuestros difuntos con alegría, sabor y aunque no lo parezca muy vivos.